En climas cálidos o con veranos calurosos, un techo de color claro reflejará la luz solar, permanecerá más fresco, contrarrestará el calentamiento producido por la acumulación de CO2, y reducirá la cantidad del calor transferido hacia el interior de un edificio.
Los techos fríos están compuestos por superficies que reflejan la luz solar y emiten o descargan el calor eficientemente, manteniéndolos más frescos en los días soleados. Las dos propiedades que determinan la temperatura de un techo son la reflectancia solar y la emisividad térmica, medidas en una escala de 0 a 1. Entre más grande sean los dos valores, la temperatura del techo se mantendrá más fresca.
Hacer que la superficie del techo sea de un color claro y optar por un material que tenga una:
- Reflectancia solar (SR) > 0.7; y
- Emisividad térmica (TE) > 0.75
En climas cálidos, los techos fríos ayudan a mitigar la ‘isla de calor urbana’, reflejan la radiación solar al espacio, y ayudan a mantener los espacios interiores confortables.