Las zonas de ribera naturales, o aquellas que en las que se ha plantado una franja de vegetación continua, reducen el escurrimiento de aguas pluviales contaminadas, la sedimentación excesiva, la erosión, y ayudan a la recarga de aguas subterráneas.

La calidad del agua en estanques, lagos, y ríos puede verse afectada negativamente si el desarrollo invade las zonas de ribera de ríos y lagos o la costa.

Las zonas de ribera deben contar con un mínimo de 30 metros (100 pies) de ancho, extendiéndose:

  • Un mínimo de 7.5 a 15 metros (25 a 50 pies) dentro del agua, y
  • Un mínimo de 15 a 30 metros (50 a 100 pies) de la orilla del agua hacia la tierra.

La pendiente de la zona de ribera debe ser inferior al 5%. Si la pendiente fuese mayor, el ancho de la zona de ribera debe aumentarse.  Cuanto más ancha sea la zona de ribera, mejor será su funcionamiento.