Conservar el agua en los paisajes y los sistemas de riego es crucial para minimizar el impacto medioambiental, sobre todo en medio del cambio climático y la creciente escasez de agua.

La conservación inteligente del agua reduce el consumo de energía y las emisiones de gases de efecto invernadero derivadas de la extracción, el tratamiento y el suministro de agua, y es vital en las regiones áridas y en proceso de aridización. Para conseguir paisajes con un uso inteligente del agua:

Selección y colocación de las plantas:

  • Elige plantas adecuadas al clima, autóctonas o adaptadas al lugar, que requieran un riego suplementario mínimo.
  • Agrupa las plantas con necesidades hídricas similares en hidrozonas para dirigir el riego.

Sistemas de riego eficientes:

  • Utiliza sistemas de agua y aguas residuales alimentados por gravedad para minimizar el consumo de energía.
  • Integra las aguas pluviales captadas, las aguas grises y las aguas negras tratadas para el riego.
  • Pon en práctica el riego por goteo subsuperficial o superficial, el riego pasivo y los lechos de mecha para suministrar agua directamente a las raíces, reduciendo la evaporación.
  • Utiliza aspersores de presión regulada y sensores de humedad del suelo para optimizar la humedad del suelo y minimizar el derroche de agua.
  • Reduce el uso de fertilizantes de liberación rápida.

Prácticas adicionales de ahorro de agua:

  • Minimiza el riego en pendientes pronunciadas para evitar la erosión.
  • Limita el uso de fuentes para reducir la pérdida de agua. Cuando sea necesario, da prioridad a los sistemas de recirculación de agua y a las fuentes de energía renovables.
  • Optimiza el tamaño de las bombas y utiliza variadores de frecuencia para aumentar la eficiencia energética.