La reforestación marina -restaurar y ampliar los bosques de algas, las praderas marinas y otra vegetación marina- ofrece a las comunidades costeras una poderosa estrategia de reducción del carbono con numerosos beneficios colaterales, cruciales para aumentar la resiliencia frente al cambio climático.

La forestación marina es un sumidero de carbono excepcionalmente eficaz, que secuestra CO2 más rápida y permanentemente que los bosques terrestres. Además, se calcula que proporciona unos 500.000 millones de dólares anuales en servicios ecosistémicos, como el apoyo a la pesca, la mejora de la calidad del agua y la mejora de la resistencia costera.

Las principales ventajas son:

  • Mejora de la protección costera: Amortiguadores naturales contra las mareas de tempestad y la erosión.
  • Mejora de la calidad del agua: Filtra los contaminantes y el exceso de nutrientes.
  • Apoyo a la biodiversidad: Proporciona un hábitat crucial para diversas especies marinas.
  • Mitigación de la acidificación oceánica: Absorber CO2 y proteger los arrecifes de coral.
  • Mejora de la pesca sostenible: Apoyar la salud de las poblaciones de peces y la acuicultura.

La integración de la forestación marina implica:

  • Infraestructuras basadas en la naturaleza: Incorporación de algas y hierbas marinas como infraestructura verde.
  • Dar prioridad a la forestación marina: Integrar la restauración de los bosques de algas en los planes costeros.
  • Agricultura oceánica regenerativa: Exploración de la acuicultura de algas y crustáceos en el marco de proyectos.
  • Colaboración de expertos: Implicar a los científicos marinos en diseños ecológicamente racionales.
  • Educación de la comunidad: Sensibilización sobre la importancia de la forestación marina.
  • Promoción de políticas: Apoyo a políticas que incentiven la forestación marina en urbanizaciones costeras.