La creación de bosques a pequeña o gran escala en zonas no forestadas en épocas recientes puede secuestrar carbono, reforzar la biodiversidad, restaurar ecosistemas degradados y cuencas hidrográficas, prevenir la erosión y apoyar a las comunidades vulnerables.

La forestación da prioridad a la integridad ecológica y a la colaboración comunitaria para garantizar el éxito a largo plazo y evitar consecuencias negativas. Planta zonas donde los árboles sean históricamente apropiados, asegurándote de que las nuevas especies complementen la flora y la fauna existentes, y planta bosques diversos que imiten los ecosistemas naturales (véase la Método Miyawaki ejemplo).

Consideraciones clave para la forestación:

  • Evita los monocultivos: Promover la biodiversidad plantando una variedad de especies arbóreas, aumentando la resistencia del ecosistema
  • Implicar a las comunidades indígenas y locales: Integrar su inestimable conocimiento de las prácticas tradicionales de gestión de la tierra para adoptar enfoques cultural y ecológicamente sensibles.
  • Incorporar técnicas agroforestales: Mejora las tierras agrícolas integrando árboles mediante cultivos intercalados y cortavientos, potenciando la biodiversidad y la salud del suelo.
  • Aprovecha al máximo los espacios urbanos: Transforma zonas infrautilizadas de parques, solares abandonados, rincones de patios, patios de recreo, aparcamientos y terrenos degradados en bosques en miniatura, proporcionando beneficios como un mayor secuestro de carbono, una mayor biodiversidad y una reducción del calor urbano.

Restaurar los ecosistemas y las cuencas hidrográficas: Da prioridad a la plantación en zonas que necesiten restauración ecológica, para mejorar la salud del suelo, evitar la erosión y mejorar la calidad del agua.